Canciller alemán viaja a Moscú en busca de una salida diplomática a crisis en Ucrania
El canciller alemán Olaf Scholz visita este martes Moscú en busca de una salida diplomática para la crisis en torno a Ucrania después de que los países occidentales y Rusia indicaran tímidas esperanzas de una resolución dialogada.
El lunes, desde Kiev, Scholz pidió a Rusia aprovechar las "ofertas de diálogo" lanzadas por los países occidentales tras el despliegue de más de 100.000 soldados rusos en las fronteras de Ucrania.
En caso de ataque, "tomaremos medidas de gran envergadura que tendrán repercusiones importantes en las posibilidades de evolución económica de Rusia", dijo Scholz, que se comprometió a transmitir este mensaje a Moscú.
Desde Estados Unidos, que alertan de que Rusia habría reforzado sus capacidades en la zona en las últimas jornadas, el portavoz del Pentágono, John Kirby, aseguró que "la acción militar podría ocurrir en cualquier momento".
Su homólogo en el Departamento de Estado, Ned Price, recalcó que no veían "ninguna señal concreta de desescalada".
"Queda una oportunidad crucial para la diplomacia", subrayaron el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente estadounidense, Joe Biden, quienes hablaron este lunes por teléfono.
"Hay una posibilidad" de "resolver los problemas", coincidió el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, respondiendo a una pregunta de Vladimir Putin en unas imágenes difundidas por televisión.
La vía del diálogo "no se ha agotado, pero tampoco puede durar indefinidamente", agregó Lavrov, con un tono más pausado y lejos de las declaraciones ofensivas de los últimos días. "Bien", respondió lacónicamente el presidente ruso.
El ministro también calificó como "constructivas" algunas propuestas estadounidenses.
- Especulaciones sobre la fecha -
Algunos medios de prensa evocaron que la supuesta invasión rusa de Ucrania, que Moscú desmiente cada día, podría comenzar el miércoles.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski zanjó las especulaciones con una dosis de sarcasmo.
"Nos dicen que el 16 de febrero será el día del ataque. Lo convertiremos en un día de unidad", dijo, pidiendo a los ucranianos que cuelguen la bandera nacional azul y amarilla ese día.
Por su parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, indicó que se reunían "todos los elementos" para una ofensiva militar "fuerte" de Rusia, pero que "nada indica" que Putin haya tomado una decisión.
El embajador ruso ante la Unión Europea, Vladimir Chizhov, afirmó que su país "no invadirá Ucrania a menos que nos provoquen para hacerlo".
Como tratando de contribuir a la imagen de apaciguamiento, el ministerio ruso de Defensa anunció el lunes el fin de parte de las maniobras militares conjuntas con Bielorrusia que estaban desarrollándose a las puertas de Ucrania.
"Los ejercicios militares tuvieron lugar, una parte de ellos están terminando. Otros van a seguir dada la magnitud de estos ejercicios", dijo el ministro de Defensa Serguéi Shoigu a Putin.
Rusia, que se anexionó la península de Crimea en 2014 y respalda desde entonces a los separatistas prorrusos que combaten en el este de Ucrania, niega repetidamente cualquier intención bélica.
Por el contrario, asegura sentirse amenazada por la expansión de la OTAN hacia Europa del Este y reclama "garantías de seguridad" como un compromiso para que Ucrania nunca entre en la alianza militar.
A riesgo de irritar al Kremlin, el presidente ucraniano reiteró el lunes que Kiev quisiera ingresar a la OTAN para "garantizar su seguridad".
Los occidentales juzgaron las demandas rusas como inaceptables, pero propusieron un diálogo en otras cuestiones como la limitación de armamento.
Esperando eventuales progresos en el frente diplomático, en el sureste de Ucrania, cerca del frente con los separatistas prorrusos, la población se prepara ante la perspectiva de un ataque.
"Cavamos trincheras en las que los soldados ucranianos puedan fácilmente saltar y defenderse", explica a AFP Mikhailo Anopa, de 15 años.
En Kiev, las señales de pánico no son evidentes. Pero Yuri Fedinski, un músico de 46 años, decidió dejar el este ucraniano para ir a Estados Unidos con su mujer embarazada y sus cuatro hijos.
"Los llevamos a aprender inglés a una escuela americana (...), una alternativa a lo que Putin querría para Ucrania", dijo a AFP en el aeropuerto de Kiev.
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N.Patterson--TFWP