Líbano, ante la perspectiva de un vacío de poder
En pleno marasmo económico, Líbano podría tener que afrontar próximamente una situación de vacío de poder, pues el mandato del presidente Michel Aoun expira el 31 de octubre y la clase política todavía no se ha puesto de acuerdo sobre quién debería sucederle.
Esta perspectiva ha generado preocupación en la comunidad internacional, y más aún teniendo en cuenta que el país estará gobernado por un Ejecutivo encargado únicamente de gestionar los asuntos del día a día, ya que las divergencias políticas han impedido la formación de un nuevo gabinete desde las legislativas de la pasada primavera.
El lunes, el Parlamento se reunió por cuarta vez en un mes pero no logró elegir presidente. Ni el bando de Hezbolá, el poderoso movimiento armado pro-Irán que domina la vida política en Líbano, ni el de sus opositores disponen de una mayoría que les permita imponer un candidato.
"El escenario más probable después de que termine el mandato de Aoun es el de un vacío presidencial prolongado hasta que los partidos políticos libaneses se pongan de acuerdo en un candidato", consideró Lina Khatib, directora del programa para Oriente Medio y África del Norte del gabinete Chatham House.
"Como en 2016, Hezbolá insistirá en imponer un candidato", añadió.
En anteriores ocasiones, la elección de un presidente en Líbano ya ha derivado en episodios violentos y crisis políticas, en un país basado en una división comunitaria del poder. La presidencia de la República está reservada a un cristiano maronita.
- Mandato convulso -
Según algunos analistas, la crisis actual se debe sobre todo a que Hezbolá se niega a que se celebren unas elecciones que no conducirían a su candidato a la presidencia, como sí sucedió cuando su aliado Michel Aoun fue elegido.
En aquel entonces, hicieron falta más de dos años y 46 sesiones electorales para que Aoun fuese elegido, en 2016. Su mandato se ha visto marcado por un derrumbe económico sin precedentes, un levantamiento popular en 2019 y la explosión en el puerto de Beirut que arrasó la capital en el verano de 2020.
Pero, esta vez, Hezbolá no ha dicho cuál es su candidato favorito y, hasta ahora, sus diputados han votado en blanco en el Parlamento. Según algunos analistas, el candidato predilecto del movimiento sería el exministro y diputado Sleimane Frangié, un aliado de Hezbolá y del régimen sirio.
Consultada por la AFP, una fuente próxima al partido chiita dijo no obstante que la candidatura de este último "se topa con la oposición de Arabia Saudita" y de Gebran Bassil, yerno del presidente Aoun y jefe de la Corriente Patriótica Libre (CPL), que también aspira a la presidencia.
- Bloqueo "sistemático" -
De momento, el candidato que más votos ha recabado es Michel Moawad, que obtuvo 39 sufragios el lunes, aunque todavía le faltan para alcanzar los 65 necesarios para ser elegido por mayoría simple.
Moawad, afín a Washington, no cuenta con el apoyo de Hezbolá.
Según Elias Hankache, del partido cristiano de los Kataeb --partidarios de Moawad--, con su actitud, Hezbolá y sus aliados están "obstruyendo sistemáticamente" el proceso de elección.
Para él, es "inaceptable" que el partido pro-Irán y sus aliados estén "apostando por un vacío de poder" para poder imponer más tarde a su candidato, como en 2016.
Esta vez, la perspectiva de un vacío político se produce en medio de un hundimiento económico acelerado, con un gobierno en funciones que no cuenta con las competencias necesarias para imponer las reformas requeridas para el desbloqueo de la ayuda internacional.
Desde 2019, Líbano está sumido en una grave crisis financiera. Su moneda ha perdido más del 95% de su valor y más del 80% de los habitantes viven por debajo del umbral de la pobreza, según la ONU.
Según el director del Instituto Levante para Asuntos Estratégicos, Sami Nader, si no se logra un acuerdo para nombrar un candidato, "se podrían necesitar presiones o una injerencia extranjera", como ya ha ocurrido en el país anteriormente.
H.Carroll--TFWP