La desinformación sobre las vacunas, un efecto secundario duradero del covid-19
La pandemia de covid-19 ha constituido una caja de resonancia inédita para las redes de desinformación, ofreciendo a los escépticos de las vacunas una visibilidad y una popularidad de las que algunas figuras todavía se benefician cinco años después.
Efectos secundarios "peligrosos" o productos "nunca probados": los "antivacunas" no esperaron a 2020 para propagar información falsa sobre las vacunas.
Pero la aparición del covid-19 sirvió como un acelerador, "contribuyendo a transformar un movimiento marginal en una fuerza más poderosa", señala un estudio publicado en la revista The Lancet en 2023.
La pandemia dio a los escépticos de las vacunas la oportunidad de cambiar de estrategia.
Anteriormente dirigidos a los padres -los niños recibían el mayor número de inyecciones- sus discursos se generalizaron, permitiendo llegar a un público mucho más amplio.
"Durante este período observamos varias burbujas normalmente bien delimitadas convergiendo hacia el antivacunismo", describe Romy Sauvayre, profesora asistente en sociología francesa y especialista en creencias médicas.
Junto a los conspiracionistas habituales, adeptos de la medicina alternativa, personalidades políticas y también del ámbito médico han multiplicado declaraciones falsas o infundadas sobre las vacunas o sobre el propio virus.
Los debates en torno a la eficacia de la hidroxicloroquina como remedio contra el covid-19 promovido por el doctor francés Didier Raoult -cuyo estudio fundacional ha sido invalidado recientemente- agitaron a una parte de la población de ese país.
Como él, otras figuras con capital científico o médico se destacaron al oponerse al consenso científico.
"Detrás de estos médicos mediáticos a veces bastante radicales, se esconden en gran medida cuestionamientos sobre la confianza en las autoridades sanitarias", indica Jeremy Ward, investigador francés y coautor de un extenso informe sobre la vacunación en Francia desde 2020.
-Defensa de las libertades-
Más allá de las preocupaciones de salud, "este movimiento se ha estructurado principalmente en torno a la defensa de las libertades individuales", subraya Jocelyn Raude, investigador en psicología de la salud.
Lo demuestran las numerosas manifestaciones en todo el mundo contra las medidas de restricción y la obligación de vacunación.
La pandemia permitió así al movimiento antivacunas continuar su acercamiento a la derecha conservadora, impulsando a sus militantes a veces hasta las más altas esferas del poder político, de los cuales Robert Kennedy Jr es el mejor ejemplo.
Exabogado de derecho ambiental, el sobrino del asesinado presidente John F. Kennedy fue elegido por Donald Trump para dirigir el Ministerio de Salud de Estados Unidos.
Una victoria y un reconocimiento para los antivacunas con los que desfilaba en las manifestaciones, afirmando por ejemplo que el covid-19 fue un virus "étnicamente dirigido".
Según el Center for Countering Digital Hate (CCDH), una ONG que lucha contra la desinformación en línea, RFK Jr y su organización antivacunas Children's Health Defense -de la cual se ha retirado temporalmente- formaron parte de los doce principales difusores de desinformación durante la pandemia.
"Forma parte de las cuentas antivacunas que crecieron más rápido durante la pandemia. Estamos hablando de una audiencia de cientos de miles o de millones de personas. Es una posición muy sólida para construir una base de apoyo para sus ambiciones políticas", detalla Callum Hood, jefe de investigación de la CCDH.
-Antisistema y redes sociales-
Durante la pandemia, las redes sociales fueron "la punta de lanza de los intentos de desinformación sobre las vacunas", señala Noel T. Brewer, profesor en la escuela de salud pública de la Universidad de Carolina del Norte y uno de los autores del estudio publicado en The Lancet.
Pero las consecuencias en términos de salud pública son difíciles de analizar.
"Algunos investigadores creen que la exposición repetida a información falsa puede llevar a la gente a abstenerse de vacunarse, mientras que otros creen que los efectos de esta exposición son relativamente pequeños porque solo justificarían una vacilación previa a la vacunación", indica Jocelyn Raude.
Hoy en día, el movimiento se ha debilitado un poco con la disminución del interés por el covid-19, pero los que ganaron notoriedad desinformando durante la pandemia han aprendido a renovarse.
"Son las mismas cuentas las que ahora comparten contenido prorruso o escéptico sobre el clima", explica Laurent Cordonier, sociólogo y director de investigación de la Fondation Descartes.
"Hay un aspecto estratégico, pero también una verdadera coherencia al tocar estos diferentes temas que parecen no tener ningún vínculo entre si. El motor es el antisistema", explica el investigador.
C.Rojas--TFWP